Ser humano otra vez

Empiezo citando la letra de una canción de la Bella y la Bestia, la película de Disney. Todo tiene un motivo.

El primero, que tras tres meses de confinamiento, la sensación de regresar a las calles, con mascarilla mediante, ha producido en todos nosotros la extraña sensación de volver a estar vivos, activos, de reconocernos aunque sea mínimamente. De volver a recuperar nuestra humanidad. Aún con el contacto social limitado, con las restricciones, con las medidas de seguridad. A veces no sabemos lo que tenemos hasta haberlo perdido. 

El segundo motivo es profesional, pero también profundamente personal. En el mes de junio recibí dos encargos separados, aunque vinculados por un denominador común: realizar dos reportajes para dos compañías de danza formadas por bailarines con Síndrome de Down.

Mi relación con estas compañías no es casual: ya había colaborado con ellas en varias ocasiones, discretamente, en grabaciones de actuaciones, en sus estudios, e incluso invité a una de ellas a participar en una secuencia de mi largometraje documental Danzantes: si acaso, una de las escenas más emotivas y sinceras de la película.

Esta vez querían algo diferente: sus bailarines habían estado confinados todos estos meses atrás en sus domicilios, y querían documentos que les mostrasen en sus casas haciendo lo que más les gusta: bailar. Y nos pusimos a ello.

Con Danza Down, la compañía de Danza inclusiva de Elías Lafuente, fue un verdadero placer trabajar: cada bailarín escogió un tema favorito y tuve libertad para idear un montaje acorde a sus preferencias y personalidades. Fue una delicia inventar pequeñas historias que conformasen un collage diverso y heterogéneo. La compañía de Elías tiene además la particularidad de atreverse con diferentes estilos de danza: desde el ballet clásico hasta el flamenco, pasando por el musical. Y sí, la Bella y la Bestia es una de las obras en su repertorio. Otra razón por la que abro con esa cita.

La compañía que dirige Isabel Olavide, A Nuestro Ritmo, está especializada en baile flamenco, con una impresionante trayectoria de su directora que se refleja en el meticuloso trabajo de coordinación y coreografía de sus bailarines. Pasando por los diferentes palos flamencos, todos demuestran su compromiso y su arte, tanto arrancándose por bulerías como bailando unas farrucas, unos tanguillos, unas sevillanas o unas rumbas. Aquí el trabajo coreográfico requería de una buena coordinación de escenas grabadas en sus domicilios. Un reto que merecía la pena.

Un placer para mí poder seguir trabajando con Danza Down y A Nuestro Ritmo. Gracias Isabel, gracias Elías por el trabajo que hacéis, una labor admirable de inclusión social, con una ayuda mínima o inexistente por parte de las instituciones públicas. Y gracias a todos los bailarines que han aguantado como jabatos un encierro que ha sido duro para todos, pero que han sabido superarlo bailando.

Seamos humanos otra vez.

Ser humano otra vez

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