La figura mítica de Buenagu

Este otoño he realizado algunos trabajos audiovisuales que estaban vinculados a compositores ya fallecidos. En la gala de los VII Premios del Audiovisual Español organizada por Musimagen (y de la que os hablé en este post) me encargué de realizar el vídeo homenaje al socio de honor Antonio Pérez Olea, un emotivo vídeo resúmen de su trayectoria profesional y vital que fue muy bien acogido y que podéis ver a continuación:

Muy vinculado con esa creación, recibí la petición de participar en un homenaje a otro compositor de altura e injustamente olvidado: José Bueno Aguado (1935-2023) o, como se le conocía artísticamente, José Buenagu.

Imposible glosar en unas líneas la impresionante trayectoria vital y personal de Buenagu, por lo que para aquellos que quieran saber algo más sobre esta figura pivotal de la composición y dirección orquestal de la segunda mitad del sigo XX podéis leer este artículo publicado en la revista Scherzo con motivo de su fallecimiento el año pasado.

Ambos compositores ingresaron en la Asociación Madrileña de Compositores, cuya gestión cultural tengo el placer de coordinar, como figuras evanescentes del panorama musical: potentes creadores que no tuvieron reconocimiento general o que, simplemente, dejaron voluntariamente que el mundo siguiese su curso mientras creaban íntimamente, En el caso de Pérez Olea, su incorporación fue póstuma, coincidiendo con el centenario de su nacimiento y como una reivindicación de sus familiares, comandados por su hijo Claudio Pérez Olea, de la importante figura compositiva de su padre. Desde entonces, y afortunadamente, se han sucedido una serie de actividades promovidas desde entidades públicas (Filmoteca Española) y privadas (Musimagen), así como iniciativas particulares para darle un nuevo reconocimiento a un creador asociado invariablemente a un cine español que se abría a una cierta vanguardia en las postrimerías del régimen.

En el caso de José Buenagu, su alta como miembro de la Asociación se dio en los meses finales de su vida, con una salud deteriorada pero una lucidez íntegra. Mantuvimos correspondencia durante unos meses, e incluso programamos una obra suya en la edición XXV del Festival COMA (y que puede disfrutarse en el canal de Youtube de AMCC), a la que no pudo acudir. Debido a ese encuentro frustrado, Buenagu tuvo la gentileza de invitarme a comer a su casa para conocernos personalmente.  La cita estaba prevista para el domingo 17 de diciembre en su casa de Valdemorillo. El sábado 16 de diciembre José Buenagu fallecía en paz y ese domingo 17 acudí al tanatorio a mostrar mis respetos por el compositor al que nunca pude demostrar mi admiración y aprecio.

En ese shock entre lo efímero y lo urgente surge la figura mítica de Buenagu, no sólo por el encuentro nunca producido que lo idealiza, sino por los relatos que me hicieron llegar las personas que lo conocieron, lo escucharon, lo leyeron y lo quisieron. Relatos de una persona de enorme capacidad creativa e intelectual, de precisión en sus palabras, de calidez y humildad. Conforme me iban llegando esos relatos narrados principalmente por su ahora viuda Cecilia Piñero, y por su amigo y casi ahijado Manuel Ruiz del Corral, pero también por infinidades de amigos y conocidos de su entorno, más me daba cuenta de la oportunidad perdida de haber conocido a una persona excepcional. Y eso no sucede todos los días.

Regreso al presente: a esa invitación un año después de su fallecimiento a participar en el acto de homenaje a la figura de José Buenagu, que finalmente tuvo lugar en la Sala Manuel de Falla de SGAE de Madrid el 4 de diciembre de 2024, donde participé en la mesa redonda que glosaba su figura, maravillosamente acompañado por Cecilia y Manuel, pero también por la compositora Beatriz Arzamendi y la musicóloga Begoña Lolo, y donde esa figura ya mítica se engrandeció aún más con la difusión del Requiem que el propio Buenagu compuso.

Pensando en positivo, de Buenagu me han quedado las esencias, los aromas que destilan aquellos que aún lo aman, y nuevas lecciones aprendidas sobre la vida, la absurda injusticia de azar y el paso del tiempo. Pura mitología que le agradezco.

Os dejo con el vídeo homenaje que realicé, con todo el cariño posible, para resumir la trayectoria vital de su figura con una mirada realizada desde abajo del pedestal de la vida. Memento mori.

La figura mítica de Buenagu

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