Al fin juntos los dos documentales que he dirigido sobre música contemporánea. Al fin juntos los compositores que intervinieron en El Proceso. Al fin juntos intérpretes y amigos. Así se puede resumir la presentación del DVD que tuvo lugar ayer en La Quinta de Mahler, bajo el cuidado exquisito de Blanca Gutiérrez.
Fue un momento emocionante porque con la edición del DVD se culminaba un recorrido que comenzó hace algo más de dos años y que ha dado como resultado un puñado de nuevos amigos, un profundo aprendizaje cinematógrafico y una comprensión nueva sobre la música que se realiza en nuestro país. Todos los viajes son interesantes, pero los iniciáticos son especiales: la persona que los recorre ya no es la misma que los comenzó. Y un poco de esto me ha sucedido en este trayecto. Mi agradecimiento a todos los que me habéis ayudado a crecer.
Tras la proyección íntegra de El proceso, sus protagonistas (Juan José Solana, Roberto Mosquera, Consuelo Díez y Miguel Bustamante) establecieron una amena charla con el público asistente, entre el que se encontraban compositores como Enrique Igoa o Constancio Hernáez e intrépretes como Lorena Barile y Carlos Marín Rayo.
Me quedo con las bonitas palabras de Miguel Bustamante: «Quería añadir algunas cosas que se me quedaron sin poder decir en el momento. La primera es que pienso que la película cumple perfectamente su función documental. Pero, además, tiene en sí misma un valor artístico notable. Juan Vicente Chuliá (Juan VI), con su impecable realización, y Juanjo Talavera, con su dirección musical, han sabido engarzar las muy diversas músicas y las particulares ideas sobre el proceso creativo de los cuatro compositores con las imágenes de un Madrid actual, pero desconocido por su enfoque desde esa visión musical contemporánea. Cómo personas, árboles, edificios, salas de concierto, etc., etc., se nos mostraban de manera tan sutil y creativa. Por otra parte, la división del documental en varios capítulos sobre el proceso creativo es tan clara y orientadora, que hace reflexionar, incluso a los propios compositores que en el mismo aparecemos. Por eso creo que era evidente nuestra satisfacción: no solamente éramos protagonistas de algo tan ilusionante, sino que eso mismo nos permitió acercarnos mucho más entre nosotros y compartir tantas cosas que sentimos al componer y al ver nuestras obras interpretadas. Por último, y eso sí que lo expresé, lo expresamos todos, resaltar una vez más la enorme importancia de los intérpretes como culminación del proceso creativo. La música sólo vive en plenitud cuando suena, y eso lo consiguen los intérpretes. Cuando la relación compositor-intérprete es la ideal, la música se hace realidad de la mejor manera y eso nos acerca a la felicidad».
Algunas de las reflexiones que se lanzaron en la charla son constataciones de nuestra realidad cultural: como las que mencionó Consuelo Díez, durante el mes de Noviembre se programó una sola obra de autores españoles entre todas las salas del Auditorio Nacional. Una sola obra entre sala de cámara, auditorio etc. La Orquesta Nacional de España viaja al extranjero y en ocasiones no incluye a ningún autor español en su programa. Y suma y sigue. Insistiré en algo que no por fuerza de repetirlo es menos cierto: la creación cultural en nuestro país es principalmente un esfuerzo individual realizado por los autores. Gran parte del tejido cultural se sustenta desde la absoluta voluntad y vocación, y no sólo por razones de escasez económica sino en ocasiones luchando contra planificaciones irracionales. El esfuerzo que hemos realizado durante todos estos meses ha sido autofinanciado, hecho desde el cariño pero también desde la escasez de recursos. No hay que quejarse: hay que seguir remando, pero tampoco dejemos de recordar que hacen falta profundos ajustes.
Mi interés era poder dejar un registro documental de la escena musical en Madrid que pudiera ser aprovechado y utilizado, en el caso de que se considerase interesante, por esta generación y por generaciones siguientes. Que tuviera un valor pedagógico y estético. Con mayor o menor fortuna, el registro queda ahí, ahora también en formato físico. La presentación del DVD (y las próximas presentaciones y proyecciones) son nuestro modo de contribuir a generar tejido cultural, pero también reflexión y debate.
Pero que todos esos hechos y datos racionales no empequeñezcan la tremenda felicidad de escuchar buena música, crear vínculos afectivos y crecer como creador. El arte se construye desde las emociones, y esta presentación me ha dado unas cuantas. Gracias.