Hacía tiempo que le estaba dando vueltas a la idea de rodar un nuevo documental sobre música contemporánea. ¿Otra vez? Sí, pero no igual. ¿Sobre el mismo tema? Ajá, pero no exactamente. Este no es un largometraje que pretenda ofrecer una fotografía de la escena de la música contemporánea en Madrid como fue Temperado. Es, de algún modo, un pequeño acompañante de viaje, un complemento.
Cuando rodé Temperado, hubo una faceta que me pareció quedaba sin terminar: el flujo completo del proceso creativo. Cómo y de dónde surge una idea musical, de qué modo se plasma en una partitura y evoluciona, cómo se le comunica al intérprete, y cómo éste la hace suya y, en el sentido más literal de la expresión, la interpreta. Es un viaje fascinante por el acto creativo que me sirve además para apuntalar todo lo que ya se intuía en Temperado.
Así que llamé de nuevo a Juanjo Talavera, compositor y Director Musical de Temperado, para darle un nuevo susto y prepararle para unos días de rodaje con nuevos compositores e intérpretes. Y así comenzamos de nuevo otra aventura.
Aunque es una aventura más pequeña. Este pretende ser un documental de 15-20 minutos (veremos en cuánto se alarga o contrae el metraje), que sirva de contrapunto y de segunda voz a su hermano mayor, y que forma parte de un proyecto más grande del que ya hablaré en su momento.
El primer día de rodaje tuvimos el placer de conversar con la siempre interesante compositora Consuelo Díez, en proceso de ensayo con la galardonada pianista compostelana afincada en Nueva York Isabel Pérez Dobarro, que preparaban la obra de Consuelo Ser y Tiempo, para ser interpretada en el concierto «Evocación de Cervantes» de Mujeres en la Música en el International Institute de Madrid. Por cierto, estuve en el concierto y fue estupendo.
El segundo día le tocó el turno al querido y muy activo Miguel Bustamante, con el que nos citamos para acudir al ensayo de su pieza Diabolus in Música interpretada al piano, de forma igualmente endiablada, por el joven y gran pianista Carlos Marín Rayo. Antes de comenzar a grabar avisé a Carlos de que iba a colocar la cámara muy próxima al teclado, y que podría interrumpir la interpretación en cualquier momento. A pesar de grabar prácticamente encima de sus dedos, Marín tocó la pieza en una sola e impresionante toma, que me dio no sólo excelentes planos para editar, sino buenas ideas para el montaje audiovisual de la pieza. Y eso no es fácil, oigan.
Muy contento con el material grabado hasta ahora. Estamos casi en el ecuador de lo que se supone un rodaje rápido pero que seguro se extenderá y bifurcará por los caminos más inesperados. al igual que la inspiración musical, la producción audiovisual tiene esos meandros. Y yo encantado de explorarlos.