Pasado el ecuador del rodaje es cuando las piezas empiezan a encajar en la cabeza de uno. Después de los obstáculos y los imprevistos vienen las epifanías. ¡Menos mal!
El formato documental da y quita a partes iguales. La aproximación al rodaje no es tan estricta como en la ficción: uno aparece en el lugar de rodaje sabiendo aproximadamente lo que quiere conseguir, pero muy lejos de imaginarse lo que acabará resultando de todo aquello. Hay un factor incontrolable, vivo, que lo hace interesante e impredecible.
Nada mejor para ilustrarlo que el día de grabación con el compositor Roberto Mosquera en el Palacio de Cristal de el Retiro madrileño. Grabar en exteriores entraña ciertos riesgos. Debo hacer una nota mental que diga «no intentar filmar en hora punta en espacio público durante la Feria del Libro de Madrid». Sólo faltó que nos atacasen los patos.
Bromas aparte, la grabación salió bien y Roberto tuvo una paciencia encomiable para mantener el hilo de pensamiento en un ambiente que no propiciaba muchas reflexiones. Mil gracias.
El cuarto día de grabación fue mucho más relajado. La cita era con el compositor Juan José Solana y el excelente grupo Sax Ensemble en la UAM. Desde los primeros años de la introducción de la informática, Solana ha estado a la vanguardia en la utilización de ésta para la composición y el arreglo musical. Fue interesante ver cómo supervisaba un ensayo revisando la partitura en su ipad mientras hacía anotaciones y correcciones en tiempo real, en un ejemplo de productividad y del valor de las nuevas tecnologías como recursos de apoyo. En mi modesta opinión la didáctica de nuevas tecnologías y música debería ser una faceta que se debería promover e incentivar desde los primeros años de enseñanzas musicales por su alto valor pedagógico, su inevitable vínculo presente y el potencial que abre a músicos y compositores.
Como decía al comienzo de esta entrada, el paso del ecuador señala el camino. Ya están los escenarios listos, las declaraciones hechas, los pequeños detalles que enriquecen las grabaciones. A partir de ahora las piezas encajan con mucha más claridad. Un par de días de rodaje más y llegará la hora de enfrentar a la siguiente Hidra de siete cabezas: el proceso de montaje.
