Ya había mencionado en alguna entrada de este blog mi colaboración con la compañía EnclaveDanza en el proyecto de creación audiovisual de 17 minutos para el espectáculo Lodazal (para los que quieran saber más: https://juanvichulia.com/2022/11/07/danzar-las-cenizas/). Entraba en un territorio estético y ético que vinculaba una expresión con la libertad y riqueza expresiva como es la danza con otras inquietudes arraigadas en el territorio, en este caso en una sierra burgalesa arrasada por los incendios y la paulatina despoblación de sus pequeñas localidades.
Esos vínculos entre una disciplina artística y un compromiso social no son infrecuentes: al contrario, han ido surgiendo y expandiéndose en la expresión contemporánea. Ahora, la publicación SusyQ lo lleva a sus páginas con un artículo titulado «Asuntos sociales», encabezado por un fotograma de mi trabajo (desafortunadamente no acreditando al realizador, ay) que explora y expone las diferentes propuestas que se están realizando bajo el paraguas de estas sensibilidades. Entre el listado se encuentran compañías como Larumbe Danza, u Hojarasca, y las propuestas vienen agrupadas en torno a las ideas temáticas principales: Guerra y Muerte, Migración e Inmigración, Terrorismo y Reconciliación, Identidad y Racismo, Dinero y Ambición, Ecología y Contaminación, Devastación y Vacío, y finalmente Devoción y Fe.
Es un completo repaso a una de las infinitas aplicaciones de la danza, que ya traté en mi largometraje documental Danzantes cuando hablaba de temas como danza y discapacidad (Danza Down), danza y vejez (Anouscka Brodacz) o danza y marginalidad (Erina Sanders), ejemplos que, afortunadamente, se han visto reproducidos y multiplicados gracias a sensibilidades contemporáneas vinculadas a un pensamiento responsable y ético sobre el mundo en que vivimos. Gracias en todo caso a SusyQ por ponerlo en negro sobre blanco una vez más.
Os recuerdo el trailer del largometraje Danzantes, donde ya se mostraban estas inquietudes en un fogonazo de imágenes.