Con dos frentes abiertos en forma de corto de ficción y largo documental, el mes de julio se presta a la postproducción, una tarea de destilado que va más allá del mero ajuste técnico.
Ejemplo de ello es la colaboración que he estado manteniendo con Sofía Corral, la editora de sonido de Frugal, para encontrar y delimitar el espacio sonoro del cortometraje. A través de varias sesiones, propuestas y contrapropuestas, hemos trabajado para articular un paisaje sonoro adecuado, una concreción sonora que envuelva el universo de la protagonista y referencie el género cinematográfico en el que estamos trabajando. En este caso, la definición de un neo noir implicaba una fuerte carga de sonidos urbanos e industriales, envolviendo a los personajes. Incluso la utilización de determinados elementos percutivos en lugar de otros. Agradezco la enorme paciencia de Sofía recogiendo mis propuestas y mejorando y puliendo todo el ambiente sonoro, que no solo es paisaje sino lenguaje.
Del mismo modo se ha estado trabajando el etalonaje, con la directora de fotografía Beatriz Pagès y el corrector y etalonador Yoyi Molina. Se ha estado buscando acentuar y concretar con el lenguaje del color las diferentes escenas que generan desasosiego, inquietud o delirio, y que ya estaban magníficamente abocetadas en el rodaje con el trabajo previo de Toni Cárdenes Alonso. Hay un juego de colores primarios en Frugal que me parece maravilloso. Las escenas de la cocina siempre generan un desasiego especial. Gracias también a ellos.
Y, mientras tanto, seguimos con el trabajo de Halffter: 90 compases, que es otro universo donde la calidad del sonido tiene, necesariamente, que ser máxima al tratarse de un documental sobre música. El formato largometraje tiene además otros retos de consistencia y equilibrio que lo convierten en un reto. Vamos, que me queda mucho recorrido para tener una versión aceptable.
Guardo cada versión que hemos realizado, con sus pequeñas modificaciones, como si fuesen las versiones de universos alternativos de algo que podría haber sucedido pero nunca ocurrió. No las desecho: las colecciono. Además de explicar mi mala cabeza, espero que sirva para entender lo importante del proceso de posrproducción, desde las primeras versiones de montaje hasta el acabado final, donde cada decisión que se toma lleva el producto audiovisual en una dirección cada vez más y más concreta.
